Para aquellos que lidiamos con nuestra manera de relacionarnos con la comida, las cuestiones y estados emocionales influyen, y cuanto!
En mi caso es un poco al revés de la mayoría, si estoy triste me olvido de comer. Literal. Pasan horas y no pruebo bocado. Inclusive me ha llegado a doler la panza si llego a comer con esa sensación.
Hoy por temas varios tuve de esos días “blue” y busque manejar este tema de otra forma.
Sabiendo que pasar mucho tiempo sin alimentarme después me convierto en una fiera atraconera busque que aunque sea poco, comer algo. Un par de cucharas del yogurt, una ensalada con medio tomate, media lata de atun y un huevo, un poco de ensalada de frutas. De a poco, pero bien.
No quiero que la comida tape nada, aun cuando ello también signifique dejar de comer, quiero que cada cosa este en donde debe estar y ocupe su lugar.
Esto me demuestra que todo es cuestión de practicar el prestar atención y no hacernos los tontos con lo que vemos, nos pasa, sentimos y a cada cosa llamarla por su nombre. Poder decir “estoy triste”, libera y no es necesario “comernos” el sentimiento.
Otra prueba más que logre pasar, me merezco un bonus esta semana.
wow... me encanta como lo pones en palabras. vamos nena, fuerzas!! y muy bien por vos!
ResponderEliminarbesos!
Bien por tu actitud!!!
ResponderEliminarBesos!!!